El tiempo que pasamos en redes.


Queridos lectores y lectoras, dejo esto por aquí y os invito a reflexionar un poquito.


La clase de 1º del Grado de Educación Social tuvo el honor de recibir a una exalumna, quien trabaja actualmente en Fundación Atenea. En su visita, nos ofreció un taller muy enriquecedor sobre el uso seguro de las tecnologías y redes sociales.

Fundación Atenea tiene como misión promover la inclusión social a través de la intervención y prevención, enfocándose especialmente en las personas más vulnerables, como aquellas que enfrentan el riesgo de exclusión social. En cuanto al taller, abordamos de manera profunda los beneficios y riesgos del uso de las tecnologías y redes sociales en la vida diaria. Por un lado, estas herramientas nos brindan la posibilidad de comunicarnos de forma instantánea, acceder a información ilimitada, encontrar nuevas oportunidades laborales y disfrutar de actividades de ocio y aprendizaje en línea. Sin embargo, también conllevan riesgos, como la adicción, la exposición a la desinformación, la invasión de la privacidad, y los posibles efectos negativos sobre la salud mental y las relaciones interpersonales.

Lo más interesante del taller fue la metodología dinámica y participativa que nos permitió reflexionar de manera clara sobre cómo aprovechar las ventajas de las tecnologías mientras se mitigan sus inconvenientes. Un consejo clave que nos compartió fue crear un perfil profesional y otro personal, de manera que podamos gestionar de manera adecuada los distintos aspectos de nuestra vida digital.

Sin lugar a dudas, esta experiencia fue una oportunidad para aprender a utilizar las tecnologías de forma responsable y a reflexionar sobre el impacto que tienen en nuestras vidas.

Vivimos en una era en la que las tecnologías, especialmente las redes sociales, son omnipresentes. Nos permiten estar conectados con el mundo, acceder a una gran cantidad de información y aprender nuevas habilidades. Sin embargo, su uso excesivo o irresponsable puede llevar a problemas como la adicción a las pantallas, el aislamiento social, el estrés digital, la propagación de desinformación o la disminución de la autoestima debido a comparaciones sociales. Estos efectos negativos pueden afectar tanto a nuestra salud mental como a nuestras relaciones interpersonales.

Como educadoras sociales, nuestra labor no solo es intervenir en la vida de las personas, sino también capacitarlas para que tomen decisiones informadas sobre el uso de las tecnologías. Fomentar un uso responsable y saludable de las redes sociales y otras plataformas digitales es esencial, especialmente entre los colectivos más vulnerables, como jóvenes o personas en situación de exclusión social. Nuestro objetivo es ayudar a las personas a establecer límites en su vida digital, reconocer señales de adicción y enseñarles a proteger su privacidad en línea.

Además, el bienestar digital también está vinculado a la capacidad de las personas para equilibrar su vida online y offline, lo que significa ser conscientes de cuándo desconectar y cuidar de nuestro bienestar emocional. En nuestra futura práctica profesional, será importante integrar herramientas y estrategias que fomenten una relación saludable con la tecnología, tanto en los talleres y programas educativos que diseñemos como en el acompañamiento individualizado que brindemos.

En resumen, como futuras educadoras sociales, debemos ser conscientes de la influencia que las tecnologías tienen en la vida de las personas y ser capaces de promover un uso responsable y equilibrado de las mismas. El bienestar digital es una parte clave de nuestra misión, ya que contribuye al desarrollo integral de las personas, ayudándolas a encontrar un equilibrio saludable en un mundo cada vez más digitalizado.

¿Qué opináis? Os leo mis vereders 👀💓

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